Cintura de avispa

Hoy voy a hablar de otra de esas modas que se puso entre las mujeres mucho antes de que Claudia Schiffer subiera a una pasarela. En el siglo XIX se usaban los corsés, que he de decir es una prenda que me encanta y tengo unos cuantos, pero de los modernos, con los que se puede hasta respirar, la moda avanza a pasos agigantados, oigan. En sus inicios era una prenda que tenía que abrocharte una negra muy simpática rechonchota (“Lo que el viento se llevó”) o en su defecto otra persona apoyándose con un pie en tu propia espalda (dramatización). La idea era que la cintura llegara a medir 53 centímetros y medio, que era el estándar; y nos quejamos hoy de llegar a los 60 cm… Aunque por supuesto eran mujeres menudas, que comían un cacho de pan sin sal y tenían para todo un mes.

Por si no era suficiente deformarse los órganos internos a base de usar diariamente la prenda de marras, las mujeres se metían una pieza de madera entre el corsé y el vestido para estar siempre tiesas. Incluso hay informes médicos de mujeres embarazadas que lo usaban, con el malogrado resultado, por supuesto. Esta moda se mantuvo hasta 1910, a pesar de que incluso hay un caso documentado de una doncella (de las que cuidan a los niños de los demás, no las que entretienen a niños grandes) que murió a causa de esta prenda por asfixia.

Hoy en día se ha puesto de moda un corsé con piercings. Se ponen aros en la espalda, y se pasa un lazo por ellos y se aprieta, tal cuál se hacía con el corsé, pero tirando directamente de la piel. Sin comentarios…

Este es un dibujillo mío, pero si buscáis imágenes de esos piercing veréis más de un estilo, con lazos de colores en espaldas de orgullosas dueñas.