lunes, 19 de octubre de 2009

Me siento observada...

Entre sueños con el príncipe de Bel-Air y esto, tengo unas noches muy animadas, pero no en el sentido que me gustaría. El otro día estaba en el quinto sueño ya, cuando de pronto oigo algo así como "iiiiiihhh, iiiiiihhhh" y no eran mis vecinos dándole. Enciendo la luz y me encuentro a Magallanes, mi chinchilla, tal que así:
Pero toda callada, así que voy, miro si tiene agua y comida y como está todo bien apago la luz de nuevo, que eran las 3 de la mañana y tenía que madrugar.
Nada más apagarla, como un quejido y otra vez "iiiiiihh, iiiiiihhh". De nuevo luz, se calla y otra vez Magallanes mirándome fijamente desde su cárcel.
Nervos, mi perro, refunfuñando al otro lado, algo que en humano sería: "apaga esa luuuuuuuuz". Y la operación anterior de nuevo.
Así que acabé poniéndole una lamparita de esas de leer en la cama cerca de la jaula para que me dejase dormir. No es la primera noche que me lo hace, otras veces la saco un poco por la habitación y luego se calma. Las chinchillas son animales nocturnos, su actividad comienza al atardecer y por las noches me duermo oyéndola comer; el problema es que es bastante celosa, si se la deja sóla en una habitación y oye ruidos en la de al lado, emitirá unos sonidos que recuerdan a un lloro para que vayas a verla. El primer día que vino Nervos no hacía más que lloriquear cada vez que cogía al perro y no a ella... El problema es que al volver a casa de mis padres, me ha tocado reunir a lo que quedaba de mi zoo en la misma habitación que duermo, que por suerte es muy grande. Me tendré que aguantar los ruidos derivados de mi gusto por los animales... ¡qué se le va a hacer!

No hay comentarios:

Publicar un comentario