viernes, 18 de septiembre de 2009

Anuncie su cara aquí

Las vallas publicitarias típicas de "anuncie su empresa aquí" que pueden verse en las ciudades, hace siglos se sustituían por caras personalizadas en las fachadas de las catedrales. La gente importante de la ciudad que ponía dinero para la construcción de la misma podía verse satisfecho cuando le hacían una talla de su jeta en la piedra. Otras veces, gente con dinero como mercaderes, pagaba por reservarse un hueco ahí, era una forma de anunciarse y darse a conocer, además de dar prestigio.


Estas personas que quedaron inmortalizadas en el Duomo de Milán serían gente importante de la época, algunas de ellas se pusieron con algún artilugio que les caracterizase y no sólo su faz.
Otras figuras típicas de las iglesias góticas, además de numerosas representaciones de escenas de la Biblia y los apóstoles, son las gárgolas. Cumplen la función de ahuyentar a los malos espíritus, a la vez que evacuan el agua de lluvia. Generalmente son monstruos mitológicos o demonios, como este tatarabuelo del pato Donald.

Pero otras veces el arquitecto de la iglesia pensaba que para espantar a los espíritus malvados no habría nada mejor que lo que a él mismo le producía pesadillas: su suegra, por ejemplo. Muchas veces las gárgolas son caras feas que representaban a gente que básicamente le caían mal al encargado de la construcción y así se vengaba de ellos.

No sabemos quienes serían estos dos que están junto los angelitos, el de la izquierda podía ser el tonto del pueblo y el otro uno que le debiese dinero al tallista, pero al final la ciudad entera se veía ahí representada.

Como imagen curiosa, el siguiente canalón de la misma catedral:
¿Y este señor a qué se dedicaría en Milán?

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