domingo, 21 de marzo de 2010

En cuanto hablamos, mentimos

Siempre lo he dicho, el lenguaje no nos facilita la comunicación precisamente, la mayoría de las veces nos confunde. ¿Por qué? Porque mentimos a todas horas, hasta en lo más simple. ¿Qué tal? Bien. Se dice automáticamente. Da igual que lleves un día horrible, si la persona no es de suficiente confianza le dices "Bien, ¿y tú?" Porque no significan realmente nada esas palabras, son saludos cordiales carentes de significado, cortesía pura. No le vas a contar al vecino del sexto que te acabas de encontrar en el ascensor que acabas de discutir con tu novio, no le interesa, así que "bien, ¿y tú?".

"¿Te pasa algo?" -"No, nada, ¿por qué?"-"No, por nada..." Conversación típica de noviazgo poco avanzado. "¿Te has enfadado??"-"No". Pues vale... esto suele ser pregunta del chico y respuesta de la mujer, somos así, "No, nunca me enfado, enfadarme yo???" mientras el rictus ha descendido totalmente y los ojos miran friamente. Pero no te lo voy a decir, tienes que descubrirlo tú solito...
Estas fotos las saqué de un número muy antiguo de Vogue y ahora no recuerdo el fotógrafo, ¡qué rabia!!!

El problema es que como damos siempre señales contrarias con nuestro lenguaje corporal es muy difícil establecer un patrón. Puedes notar que una persona cercana a ti está mal, pero siempre que le preguntas te dice que no y llega incluso a enfadarse por tanto interés. Acabas creyendo la palabra de esa persona y dejándola, cuando igual lo está pasando realmente mal pero su orgullo no quiere ayuda alguna... Así es el ser humano.

Muchas veces se oye hablar a la gente de sus mascotas, por ejemplo los perros, "¡qué listos son!" cómo ven venir las cosas! Si es que sabe cuándo me voy de viaje, actúa raro cuando me voy a ir de viaje, ¿cómo lo sabe???? Pues porque establece un patrón seguramente, siempre que te vas de viaje aumentas tu actividad (de un lado a otro haciendo maletas, por ejemplo). Estás estresado, andas cerrando todas las puertas, pones los bultos a la puerta... no sé, es bastante obvio, si ya le ha pasado eso al perro en una ocasión, cuando lo ve de nuevo sabe lo que se avecina.
Nota cuándo estoy triste y parece que viene a darme cariños. Pues igualmente, el perro no entiende el "no me pasa nada, estoy bien" sino que nota un tono de voz apagado (digas lo que digas, si total, no lo comprende...).

En cuanto nos comunicamos oralmente, dejamos de prestar atención a estímulos externos y nos centramos en el lenguaje, que nos confunde, así que perdemos la capacidad de reconocer expresiones en la cara de la gente o variantes en su tono de voz... Estamos condenados por nuestras palabras en cierta medida, ya que innumerables ventajas nos aporta y cualquiera renuncia a él... lo mal que se pasa cuando intentas indicarle algo a alguien en otro idioma...
Llevaba tiempo con ganas de escribir una entrada sobre el tema, pero me daba pereza, hasta que el otro día Punset recomendó el siguiente blog: Somos Primates.

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